El
café, la muerte y yo.
Ambas tazas grandes, las más grandes que pudimos pedir en
aquella cafetería en medio de la autopista, humeante ambos cafés… sin leche
ninguno, según el que al frente de mí se sentaba me comentó que no solía
tomarlo así… aparentemente eso podría matarnos algún día. La Muerte mi
interlocutor ese día, mi compañero para aquella taza de café, no vestía con los
atuendos acostumbrados, me refiero a la toga, la hoz, la cara en huesos y
siniestra, por el contrario me pareció sumamente elegante, para aquella tarde
algo calurosa, vestía del tipo casual incluso de colores claros, lo que si
nunca pude verle directamente fueron sus ojos, los lentes oscuros nunca se los
quitó, y el sombrero negro corto al estilo músico de blues me pareció todo un detalle,
un pañuelo rojo en el bolsillo, y unas botas Chelsea estilo Beatles completaban la imagen que ese día
tenía este personaje.
Sin ninguna razón ni tampoco por un llamado de mi parte, esa
tarde sentado frente a la muerte pensé que sería ese inevitable momento que a
todos nos llegará algún día, sin embargo en medio de mi incomodidad y el no
saber qué hacer, la muerte comenzó diciendo, “no te preocupes… no es tu turno”,
las cosas cambiaron y después de que mi corazón retomara su ritmo habitual pude
entonces articular palabra… “Y entonces… ¿porque estás hoy aquí conmigo?”;
estoy aquí porque creo que necesitas escuchar algunas cosas…
No estoy aquí por ti, de hecho no podría decirte cuando tengo
que buscarte, yo solo soy un “mandado”, un trámite entre lo que estás viviendo
hoy y lo que podrás encontrar del otro lado del velo, cosa que por supuesto no
puedo decirte… ¿Y entonces si no sabes cuándo venir por mí, y no puedes decirme
que hay del otro lado, entonces que puedes decirme?, pues algo muy importante –me
contestó de inmediato, al tiempo que tomaba cortos sorbos de aquella enorme
taza de café-, aunque parezca tonto y con tantos años en este trabajo, digo
años para no complicarnos con el tema del tiempo que llevo haciendo esto, he
aprendido más de la vida que de la muerte, yo simplemente soy el reloj que dice
cuando todo ha terminado aquí en este mundo, un reloj con horas y tiempos
distintos para cada uno de ustedes, un reloj que a diario hasta yo me sorprendo
por aquellos que tengo que ir a buscar, como te dije, no lo sé… no tengo idea
de cuando les toca, simplemente a diario encuentro en mi agenda la hora y el
momento y salgo y busco por orden en la lista que tengo, te has preguntado ¿qué
pasaría si yo no existiera?, ustedes queridos humanos lo dejarían todo “para
después”, amarían después, harían el bien después, terminaran sus sueños otro
día y así, entrarían en un letargo que los convertiría en un estanco existencial
en el que se devorarían unos a otros, los segundos y los minutos que se les han
dado en la vida mueren cada instante y con ellos muere parte del tiempo para
poder pasar por esta vida y dejar algo valioso en ella, por el contrario
ustedes han puesto como prioridad juntar grandes sumas de dinero que asumo
suelen ayudar para que cuando mueran puedan tener un ritual diferente y
elegante a la hora de que venga por
ustedes, o simplemente para que alguien más los disfrute. No digo que eso sea
malo, lo que digo es que no hacen un equilibrio sensato en sus vidas. Hay veces
cuando vengo a buscar a alguno de ustedes y ya los tengo en mis brazos solo
escucho arrepentimientos, y en sus últimos segundos lo que hacen es llorar
pensando en aquello que no hicieron, y eso creo que es lo que hace que mi
trabajo sea tan mal visto.
No creas que yo salgo del fondo de la tierra de repente con
una risa de esas de concierto de Slayer o Metallica, y entonces me los llevo al
mejor estilo de Stephen King, normalmente ando entre ustedes, de hecho me gusta
ir a los centros comerciales, salgo a las discotecas y hago todo eso que
ustedes hacen aquí, ¿ves aquel carro? ¿Ese que pareciera que en vez de rodar es
como para volar? Ese es mi carro… ¿Ves? A mí también me gustan esas cosas, la
diferencia es que yo soy la muerte, y ustedes están vivos y no lo quieren
comprender, no quieren entender el valor de un “Te quiero” al llegar a casa, no
comprenden que los bienes materiales los tienen un día y al siguiente pueden no
tener nada, que la salud a pesar de que pueden mejorarla y conservarla, puede
que en algún momento sin razón aparente la pierdan, no sé por qué les cuesta
tanto ver a sus hijos a los ojos y enseñarlos a caminar por la vida de la mano
de lo que realmente importa, los veo creando guerras y haciéndose zancadillas
en el trabajo para tener mejores posiciones sin pensar en que perjudican al que
tienen a su lado, ¿es que no se dan cuenta que cada persona vive su batalla
personal? ¿Que de igual manera la idea principal es tenderse la mano? ¿Entiendes
ahora porque tengo tanto trabajo últimamente?...
¿Creen de verdad que pueden volver en el tiempo?, el tiempo
que pasa no regresa yo lo veo en mi reloj que les va contando el tiempo a cada
uno de ustedes, morir forma parte de un proceso que a todos les va a pasar,
pero la vida son ustedes quienes deciden como hacerla diferente, no creas bajo
ninguna circunstancia que luego de que abras el portal de la muerte el asunto
es igual para todos, existe lo que ustedes empresarialmente llaman una
meritocracia, para ese lado se llevan lo que pudieron hacer desde el fondo de
su corazón, no creas que la cosa es así como “un bautizo con manguera”, no!!!.
Las almas crecen aquí en la tierra, aquí en esta vida, y se alimentan de las
buenas acciones, de esos momentos que los tuyos nunca olvidarán, sería
maravilloso verlos tener en su lista de cosas importantes los momentos junto a
los suyos primeramente y no el acenso
que esperan en la empresa donde trabajan, tengan más fotos y recuerdos hermosos
en las paredes de sus casas y menos medallas y diplomas, ayuden al que
necesite, tiendan la mano, abracen, quieran, amen, despréndanse del lastre
material y llénense de buenas costumbres y de momentos especiales en sus vidas,
compártanlos, nada sirve llenarse de éxitos de conocimiento y de segundos
maravillosos si no tienen con quien compartirlo, por último te pido algunas
cosas, ya el café se nos acaba…
La muerte es tan dulce como tu vivas tu vida, dile al resto
que no teman a mi llegada, por el contrario témanle a haber vivido una vida sin
valores a una vida vacía y hueca que no deje la más mínima huella en la tierra,
la muerte es el primer regalo que recibes al nacer, y que no sabes en que
momento te toca abrirlo, así que todos los días cuentan en la vida, háganlos valer
para que este mundo comience a verlos como unos mejores inquilinos, decir te
quiero y ayudar es más barato que el carro que hoy tienes, y el mundo necesita
más de eso que de más contaminación.
Por otro lado… por favor diles que hablaste conmigo y que en
realidad no uso esos trapos tan sucios con los que me han presentado con esa
hoz tan pesada que es totalmente poco práctica, no vengo de ese lugar que
inventaron llamado infierno, tampoco vengo de los cielos, yo estoy entre
ustedes, camino, bailo y bebo licor con ustedes, visito las clínicas y
hospitales, tomo café con el rico y con el pobre por igual, me siento a
deliberar entre políticos que no aportan nada a su pueblo, y también con
aquellos que de verdad buscan cambiar el mundo…
No te levantes… Ya yo pagué los cafés, cuídate algún día nos
veremos, pero por ahora toma la vía alterna, va a ocurrir un accidente en unos
minutos en esa vía que piensas tomar y créeme que tendré mucho trabajo…
Puedes darme la mano, el beso aún no es tiempo…
El humo de hoy repito con Davidoff en una pipa de cuello
largo que suaviza mucho más la picadura, en la copa, algo diferente hoy, licor
de almendra servido en shooter y en la música ME AN THE DEVIL de Robert Johnson,
les dejo el enlace de la canción y video, van a escuchar una canción sumamente
antigua sin digitalizar ni nada por el estilo de la misma manera es el video,
pero esta canción significó el principio de la era del blues, es conocido este
cantante de blues como el Rey del delta, la leyenda dice que Robert Johnson vendió su alma al diablo en el
cruce de la actual autopista 61 con la 49 en Clarksdale (Missisipi), a cambio
de tocar blues mejor que nadie. Esperó en el cruce de caminos hasta medianoche,
con la guitarra en la mano, hasta que el diablo se la devolvió, y las manos de
Robert solo tenían que deslizarse por el mástil para interpretar el mejor blues
de la historia.
https://youtu.be/3MCHI23FTP8
Luis Hernández :.
No hay comentarios:
Publicar un comentario