sábado, 29 de junio de 2013


VICTORIA….

…. Pierde en realidad quien ya no puede amar, aquel que busca en el amor una ciencia y no un sentimiento, pierde aquel que no ha podido sentir miedo, el que ya no sabe reír, aquel que no puede verse al espejo y burlarse de sí mismo, aquel que no se recuerda de los buenos amigos, aquel que no disfrutó nunca de todo lo que tuvo y tiene a su lado.

Las victorias todas tienen un premio que regalar, están aquellas ganadas en las guerras, las victorias que se obtienen en el deporte, competir para ganar siempre ha formado parte de la naturaleza humana, pero definitivamente la mejor victoria es cuando podemos cerrar los ojos al dormir y soñar con todo lo maravilloso que la vida nos ha regalado, disfrutar de la caricia de las personas que amamos, el cariño de nuestras mascotas, de tener como nuestro mejor trofeo la felicidad que hemos ganado.

El éxito en otros ámbitos por supuesto que forma parte de la vida y también tiene relevancia y la importancia que merece, pero de nada nos sirve si no tenemos otro corazón con quien compartir, la mejor victoria es la que podemos vivir a diario, despertar  y tener motivos para sonreír es el mejor premio que la vida nos puede dar. La única manera de mantenernos ganadores siempre durante nuestra vida es siendo apasionados con lo que tenemos y hacemos a cada segundo, no tenemos otra mejor opción que siempre hacer las cosas bien, los ganadores no se reconocen por lo que tienen en bienes materiales, sino en lo que felices que pueden ser con lo que tienen. Las personas se hacen invencibles cuando se llenan de esperanzas, cuando son importantes para otros, cuando son amadas por otras personas, no hay mejor regalo que sentirse querido por los seres por quien vivimos.

Forjen su victoria día a día, para ganar en principio hay que ser humilde con su contrincante, aceptar la derrota cuando así sea; definitivamente es el primer paso para convertirse en un buen ganador, cuando se gana se enseña pero cuando se pierde se aprende. Un te quiero en las mañanas, una caricia, un detalle, el estar lado a lado con los que junto a nosotros luchan por lo mismo son las mejores armas para ganar la guerra, no existe otra forma de siempre ser el mejor si a diario prácticas en ello, de tanto perfeccionar las cosas se vuelve rutina hacer las cosas bien…

Es por eso que para amar no existen reglas, no existe un manual, simplemente se sale a ganar, se sale a demostrar que en realidad nos importa el otro, que somos buenos porque lo hacemos con el corazón tanto así hasta que quedamos enamorados  para siempre de los nuestros y de  lo que hacemos. Es así como entonces, nos hacemos conscientes de que vale más a veces un solo beso que todo el dinero del mundo, vale más una caricia en el momento exacto que el carro último modelo, vale más ser el líder correcto que el dueño de un país…

Piénsenlo… es más fácil comprar de nuevo algo que perdimos que robarle un beso a los que ya no están, siempre podremos destacar en otro trabajo pero nunca recuperaremos a quienes perdimos por tratar de cuidar un puesto. La verdadera Victoria es la que se puede vivir todos los días, es la que a diario nos llama por teléfono a decirnos que nos quiere, es aquella que dura para siempre…

Para mí la mejor victoria en las mañanas me dice Papá…

 

La Victoria alada de Samotracia, también conocida como Victoria de Samotracia y Niké de Samotracia, es una escultura perteneciente a la escuela rodia del periodo helenístico. Se encuentra en el Museo del Louvre, París. Representa a Niké, la diosa de la victoria. Tiene una altura de 245 cm y se elaboró en mármol hacia el 190 a. C. Procede del santuario de los Cabiros en Samotracia.

La figura femenina de la Victoria con alas se posa sobre la proa de un navío, que actúa de pedestal de la figura femenina, cuyo cuerpo presenta una leve y graciosa torsión. Va envuelta en un fino chitón y un manto, ropajes que se adhieren al cuerpo dejando traslucir su anatomía, tratamiento este que recuerda a la denominada técnica de «paños mojados» atribuida a las obras de Fidias. El manto forma un rollo sobre el muslo derecho para caer luego entre las piernas, dando lugar a una composición muy característica en otras figuras femeninas de la misma época.

La escultura es inevitable de admirar, la imponente alada se observa desde la parte baja de las escaleras lo cual le da mayor presencia, y es ruta obligatoria para ir a la sala 6 de la Gioconda de Da Vinci. El mar de gente que la rodea constantemente es increíble, la obra sin lugar a dudas es de las más increíbles de todo el museo.

 

Muchos cariños…

Luis.