viernes, 17 de marzo de 2017

El café, la muerte y yo.

Ambas tazas grandes, las más grandes que pudimos pedir en aquella cafetería en medio de la autopista, humeante ambos cafés… sin leche ninguno, según el que al frente de mí se sentaba me comentó que no solía tomarlo así… aparentemente eso podría matarnos algún día. La Muerte mi interlocutor ese día, mi compañero para aquella taza de café, no vestía con los atuendos acostumbrados, me refiero a la toga, la hoz, la cara en huesos y siniestra, por el contrario me pareció sumamente elegante, para aquella tarde algo calurosa, vestía del tipo casual incluso de colores claros, lo que si nunca pude verle directamente fueron sus ojos, los lentes oscuros nunca se los quitó, y el sombrero negro corto al estilo músico de blues me pareció todo un detalle, un pañuelo rojo en el bolsillo, y unas botas Chelsea estilo  Beatles completaban la imagen que ese día tenía este personaje.
Sin ninguna razón ni tampoco por un llamado de mi parte, esa tarde sentado frente a la muerte pensé que sería ese inevitable momento que a todos nos llegará algún día, sin embargo en medio de mi incomodidad y el no saber qué hacer, la muerte comenzó diciendo, “no te preocupes… no es tu turno”, las cosas cambiaron y después de que mi corazón retomara su ritmo habitual pude entonces articular palabra… “Y entonces… ¿porque estás hoy aquí conmigo?”; estoy aquí porque creo que necesitas escuchar algunas cosas…

No estoy aquí por ti, de hecho no podría decirte cuando tengo que buscarte, yo solo soy un “mandado”, un trámite entre lo que estás viviendo hoy y lo que podrás encontrar del otro lado del velo, cosa que por supuesto no puedo decirte… ¿Y entonces si no sabes cuándo venir por mí, y no puedes decirme que hay del otro lado, entonces que puedes decirme?, pues algo muy importante –me contestó de inmediato, al tiempo que tomaba cortos sorbos de aquella enorme taza de café-, aunque parezca tonto y con tantos años en este trabajo, digo años para no complicarnos con el tema del tiempo que llevo haciendo esto, he aprendido más de la vida que de la muerte, yo simplemente soy el reloj que dice cuando todo ha terminado aquí en este mundo, un reloj con horas y tiempos distintos para cada uno de ustedes, un reloj que a diario hasta yo me sorprendo por aquellos que tengo que ir a buscar, como te dije, no lo sé… no tengo idea de cuando les toca, simplemente a diario encuentro en mi agenda la hora y el momento y salgo y busco por orden en la lista que tengo, te has preguntado ¿qué pasaría si yo no existiera?, ustedes queridos humanos lo dejarían todo “para después”, amarían después, harían el bien después, terminaran sus sueños otro día y así, entrarían en un letargo que los convertiría en un estanco existencial en el que se devorarían unos a otros, los segundos y los minutos que se les han dado en la vida mueren cada instante y con ellos muere parte del tiempo para poder pasar por esta vida y dejar algo valioso en ella, por el contrario ustedes han puesto como prioridad juntar grandes sumas de dinero que asumo suelen ayudar para que cuando mueran puedan tener un ritual diferente y elegante  a la hora de que venga por ustedes, o simplemente para que alguien más los disfrute. No digo que eso sea malo, lo que digo es que no hacen un equilibrio sensato en sus vidas. Hay veces cuando vengo a buscar a alguno de ustedes y ya los tengo en mis brazos solo escucho arrepentimientos, y en sus últimos segundos lo que hacen es llorar pensando en aquello que no hicieron, y eso creo que es lo que hace que mi trabajo sea tan mal visto.

No creas que yo salgo del fondo de la tierra de repente con una risa de esas de concierto de Slayer o Metallica, y entonces me los llevo al mejor estilo de Stephen King, normalmente ando entre ustedes, de hecho me gusta ir a los centros comerciales, salgo a las discotecas y hago todo eso que ustedes hacen aquí, ¿ves aquel carro? ¿Ese que pareciera que en vez de rodar es como para volar? Ese es mi carro… ¿Ves? A mí también me gustan esas cosas, la diferencia es que yo soy la muerte, y ustedes están vivos y no lo quieren comprender, no quieren entender el valor de un “Te quiero” al llegar a casa, no comprenden que los bienes materiales los tienen un día y al siguiente pueden no tener nada, que la salud a pesar de que pueden mejorarla y conservarla, puede que en algún momento sin razón aparente la pierdan, no sé por qué les cuesta tanto ver a sus hijos a los ojos y enseñarlos a caminar por la vida de la mano de lo que realmente importa, los veo creando guerras y haciéndose zancadillas en el trabajo para tener mejores posiciones sin pensar en que perjudican al que tienen a su lado, ¿es que no se dan cuenta que cada persona vive su batalla personal? ¿Que de igual manera la idea principal es tenderse la mano? ¿Entiendes ahora porque tengo tanto trabajo últimamente?...

¿Creen de verdad que pueden volver en el tiempo?, el tiempo que pasa no regresa yo lo veo en mi reloj que les va contando el tiempo a cada uno de ustedes, morir forma parte de un proceso que a todos les va a pasar, pero la vida son ustedes quienes deciden como hacerla diferente, no creas bajo ninguna circunstancia que luego de que abras el portal de la muerte el asunto es igual para todos, existe lo que ustedes empresarialmente llaman una meritocracia, para ese lado se llevan lo que pudieron hacer desde el fondo de su corazón, no creas que la cosa es así como “un bautizo con manguera”, no!!!. Las almas crecen aquí en la tierra, aquí en esta vida, y se alimentan de las buenas acciones, de esos momentos que los tuyos nunca olvidarán, sería maravilloso verlos tener en su lista de cosas importantes los momentos junto a los suyos primeramente  y no el acenso que esperan en la empresa donde trabajan, tengan más fotos y recuerdos hermosos en las paredes de sus casas y menos medallas y diplomas, ayuden al que necesite, tiendan la mano, abracen, quieran, amen, despréndanse del lastre material y llénense de buenas costumbres y de momentos especiales en sus vidas, compártanlos, nada sirve llenarse de éxitos de conocimiento y de segundos maravillosos si no tienen con quien compartirlo, por último te pido algunas cosas, ya el café se nos acaba…

La muerte es tan dulce como tu vivas tu vida, dile al resto que no teman a mi llegada, por el contrario témanle a haber vivido una vida sin valores a una vida vacía y hueca que no deje la más mínima huella en la tierra, la muerte es el primer regalo que recibes al nacer, y que no sabes en que momento te toca abrirlo, así que todos los días cuentan en la vida, háganlos valer para que este mundo comience a verlos como unos mejores inquilinos, decir te quiero y ayudar es más barato que el carro que hoy tienes, y el mundo necesita más de eso que de más contaminación.

Por otro lado… por favor diles que hablaste conmigo y que en realidad no uso esos trapos tan sucios con los que me han presentado con esa hoz tan pesada que es totalmente poco práctica, no vengo de ese lugar que inventaron llamado infierno, tampoco vengo de los cielos, yo estoy entre ustedes, camino, bailo y bebo licor con ustedes, visito las clínicas y hospitales, tomo café con el rico y con el pobre por igual, me siento a deliberar entre políticos que no aportan nada a su pueblo, y también con aquellos que de verdad buscan cambiar el mundo…

No te levantes… Ya yo pagué los cafés, cuídate algún día nos veremos, pero por ahora toma la vía alterna, va a ocurrir un accidente en unos minutos en esa vía que piensas tomar y créeme que tendré mucho trabajo…

Puedes darme la mano, el beso aún no es tiempo…

El humo de hoy repito con Davidoff en una pipa de cuello largo que suaviza mucho más la picadura, en la copa, algo diferente hoy, licor de almendra servido en shooter y en la música ME AN THE DEVIL de Robert Johnson, les dejo el enlace de la canción y video, van a escuchar una canción sumamente antigua sin digitalizar ni nada por el estilo de la misma manera es el video, pero esta canción significó el principio de la era del blues, es conocido este cantante de blues como el Rey del delta, la leyenda dice que  Robert Johnson vendió su alma al diablo en el cruce de la actual autopista 61 con la 49 en Clarksdale (Missisipi), a cambio de tocar blues mejor que nadie. Esperó en el cruce de caminos hasta medianoche, con la guitarra en la mano, hasta que el diablo se la devolvió, y las manos de Robert solo tenían que deslizarse por el mástil para interpretar el mejor blues de la historia.


https://youtu.be/3MCHI23FTP8

Luis Hernández :.