viernes, 12 de octubre de 2012

ALEJANDRO EL GRANDE.

Escribir sobre Alejandro el Grande, no es la tarea más fácil ciertamente, a pesar de sus cortos 33 años de vida Alejandro pareció haber estado en este mundo más de una vez. La capacidad militar de Alejandro III Rey de Macedonia es algo inexplicable, la ambición, los logros, el trato para con sus seguidores, sus momentos fuertes así como aquellos que  no tantos, convirtieron a Alejandro en un líder natural prácticamente inigualable. Cruzadas inmensas, batallas titánicas y conquistas tras conquistas fueron el vivir diario de Alejandro III, pero en realidad describirle sus batallas y sus proezas no es lo que realmente quiero dejarles, para ello hay cantidades incontables de libros y biografía que de seguro serán muchísimo más completas que los que yo pueda decirles; sin embargo la esencia de este líder nato es lo que realmente les quiero llevar el día de hoy.
(Alejandro III) Rey de Macedonia (Pella, Macedonia, 356 - Babilonia, 323 a. C.). Sucedió muy joven a su padre, Filipo II, asesinado en el 336 a. C. Éste le había preparado para reinar, proporcionándole una experiencia militar y encomendando a Aristóteles su formación intelectual.
Alejandro el Grande desde niño ya tenía un camino trazado por el mismo, la decisión y claridad por sus metas lo llevaron al inigualable personaje que se inmortalizó a nuestros días. No cabe duda que sin grandes universidades ni institutos para la época, Alejandro Magno definió la palabra líder y de ahí la llevo a su verbo, cuando las personas logran alcanzar niveles tales como los que pudo tener el Rey de macedonia con sus seguidores, solo queda saber utilizar esta ventaja en pro de buenos objetivos para todos. Por cada conquista peleada Alejandro dejó reinados a los que con el transitaron en esas cruzadas, Alejandro tuvo momentos de exigencia con su grupo militar, pero también tuvo momentos de disfrute y recompensa. La balanza del líder debe ser justa sin caer en debilidades ni excesos. El desorden y la falta de disciplina no caben en un líder, tampoco puede existir la palabra límite, nada puede escapar a la imaginación de quien es seguido por miles de millones.
Alejandro unificó la moneda en sus imperios, reconoció la cultura superior de los persas cuando los conquistó tras su más grande batalla, fue humilde al aceptar otras culturas sin hacerlos cambiar, y pudo con menos soldados en proporciones desiguales contra sus enemigos derrotarlos con ingenio y astucia, demostrando sus dotes de estratega militar inigualable. Se crearon mercados inmensos, caminos de riego nuevas vías de acceso, y así el crecimiento de lo que entonces fue un gran Reinado.

A un líder como Alejandro a quien por cierto nunca le contaron ninguna guerra, sino que a diferencia de otros Reyes el mismo las vivió, las peleó y las ganó espada en mano, tuvo la ventaja de el mismo ordenar y enseñar a quienes a su lado estarían, y siempre pensó en que cada pueblo conquistado debería estar mejor ahora que eran sus súbditos. Es entonces ahí cuando los líderes comienzan a ser personas maravillosas e inspiradoras para sus pueblos. No quiero entonces decirles que salgan a conquistar ciudades ni que fantaseen con guerras y poblados a sus pies, con esto les digo que desde nuestras casas, nuestro trabajo, nuestros propios corazones, debemos comenzar a ser los líderes que necesitamos para lograr cambiar las cosas, para lograr alcanzar lo que queremos, para que podamos vivir como realmente se debe, con la paz interior que todos necesitamos.
El 13 de junio del 323 a. C. (10, según otros autores), Alejandro murió en el palacio de Nabucodonosor II de Babilonia. Le faltaba poco más de un mes para cumplir los 33. Existen varias teorías sobre la causa de su muerte, que incluyen envenenamiento por parte de los hijos de Antípatro (Casandro y Yolas, siendo éste último copero de Alejandro) u otros, enfermedad (se sugiere que pudo ser la fiebre del Nilo), o una recaída de la malaria que contrajo en el 336 a. C. Se sabe que el 2 de junio Alejandro participó en un banquete organizado por su amigo Medio de Larisa. Tras beber copiosamente, inmediatamente antes o después de su baño, le metieron en la cama por encontrarse gravemente enfermo. Los rumores de su enfermedad circulaban entre las tropas, que se pusieron cada vez más nerviosas. El 12 de junio, los generales decidieron dejar pasar a los soldados para que vieran a su rey vivo por última vez, de uno en uno. Ya que el rey estaba demasiado enfermo como para hablar, les hacía gestos de reconocimiento con la mirada y las manos. El día después, Alejandro ya estaba muerto. Al morir solo dijo esto: "preveo un gran funeral en mi honor". Y respondió a su última pregunta unos minutos antes de morir ¿Cual es tu testamento? ¿a quien se lo dejas? solo respondió "al más digno".
Ni siquiera el Gran Rey pudo ser inmortal o ganarle a lo que el superior ya tiene para nosotros, pero lo que si puedo decir es que Alejandro en tan corto tiempo no ha podido ser superado por gobernantes y líderes mundiales que aún hoy no pueden entender de donde obtener tanta energía, coraje y lealtad para lograr tan siquiera la mitad de los objetivos alcanzados por Alejandro el Grande.
No cabe duda que cuando sabemos que queremos y a donde vamos, ya tenemos la mitad del terreno ganado, la tenacidad, perseverancia, el saber levantarse y seguir de nuevo , completan la otra mitad, la práctica diaria, la investigación y el descubrir donde nos equivocamos, poco a poco nos lleva un paso más cerca a la inalcanzable perfección. Solo así cuando logremos entender esto último, seremos inigualables en nuestro diario que hacer, siempre a un paso de ventaja sobre el resto, y siempre pero siempre, buenos líderes para nuestros seguidores.
…… A Propósito del 7Oct en mi país.

Muchos cariños
Luis.

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