lunes, 21 de noviembre de 2016

Más allá del cielo.

Siempre nos hemos preguntado de que somos capaces, hasta donde podríamos llegar, que tan fuerte somos para una u otra cosa, pues bien si analizamos con atención nunca pensamos en cómo nos veríamos logrando esto a aquello, más se nos hace sencillo fijarle límites a nuestros propósitos. 

No tengo duda en afirmarles hoy que el límite somos nosotros mismos, alcanzamos todo lo que nuestra mente sea capaz de diseñar para nosotros, aunque suene un poco complicado esa mente somos nosotros mismos. Por lo que todo nos lleva al punto en que somos solamente nosotros los responsables de nuestras metas cumplidas y aquellas que nunca se alcanzaron, no hay límite para una mente capaz de imaginarlo todo, sin embargo no es algo que simplemente nos despertamos y dijimos “hoy me como al mundo”, lo más probable es que sin un cierto mínimo de orden y de nuestra educación mental pues sea el mundo quien nos coma a nosotros. No es un efecto mágico o milagroso, pero si bien es nuestra arma más poderosa, pero todo comienza con la actitud hacia esos sueños y metas que nos fijamos, el primer error es siempre pensar en lo que podría pasar si en el camino salen mal las cosas, así pues que lo primero es descartar esa posibilidad, simplemente es pensar en lo bien que nos sentiremos alcanzando ese nuevo peldaño, no le fijemos a nuestra mente ese margen para el error así sepamos que todo es posible y puede pasar porque de ahí esa mente poderosa se va a agarrar para cometer el error, es por esto entonces que es tan importante un entrenamiento mental donde debemos de estar quizás llamémoslo…  espiritualmente desintoxicados a que el error y las malas sensaciones a la hora de ejecutar cualquier acción en nuestra vida es posible, y con esto no me refiero a temas religiosos, ser espiritual no significa ser religiosos de ninguna vertiente; nuestro entrenamiento inicial y de por vida debe ser mantenernos en la actitud correcta ante las situaciones que afrontamos a diario, hacia nuestra meta, incluso lo que queremos que ocurre con los que nuestro alrededor hacen y comparten vida.

Siempre escuchamos frases como “el cielo es el límite”, la cual no está para nada mal, pero estoy seguro que aún podemos ir más allá, incluso de nuestra propia versión del cielo que pensamos debe ser de alguna manera en especial. No creo que debamos trascender o cambiar de plano para saber cómo es o vivir en el cielo, en lo particular al despertar en las mañanas y ver a los míos alrededor de mí, los fines de semana juntos, los logros alcanzados, los desórdenes que hace el perro en casa, los arañazos de mi gata en los muebles, las cuerdas de mi guitarra, mis amigos, mis retos y mis situaciones sean cuan sean, son el cielo que puedo sentir cada segundo de mi vida, y a pesar de que sea todo una maravilla, seguro que podemos subir un escalón más… Más allá del cielo.

Nunca piensen en que no se puede porque algo o alguien lo dice, porque esté escrito en algún libro o porque simplemente aún nadie lo haya intentado, nuestro TODO es tan grande es tan poderoso que va más allá de lo que podamos incluso nosotros mismos imaginar. Cuando logremos entender lo intenso de saberse seguro y firme en nuestra vida una vez que sepamos orientar nuestra mente a lo deseado, simplemente podremos ver el cielo desde más arriba aún, y la palabra límite quizás quede para nuestros estudios en Matemática 1,2 y 3, para ecuaciones de cálculo, o para los mapas que nos separan en países.

Más allá del cielo es apenas cuando todo comienza…

Hoy la música es de U2, nada mejor para el articulo de hoy que ELEVATION en vivo, el humo es picadura de PRINCIPE ALBERTO de chocolate y vainilla en una pipa espectacular que me regalaron mis dos amores hace unos cuantos cumpleaños ya, y que es la consentida de mi colección, y la copa hoy viene sin alcohol, la cambiamos por una té de Hierba mate Kaisar, que es espectacular a la que sumamos un par de medidas de un café buenísimo que me envió mi hermano de tierras lejanas, que hace de esta infusión un empujón de energía y vida sencillamente genial.


Muchos cariños.

Luis H.

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