miércoles, 15 de julio de 2015

Espejo..
Apenas al nacer por alguna capacidad que solo tienen los abuelos, inmediatamente el bebé se parece a “alguien”, quizás al Padre, a la Madre, a un tío muy lejano, incluso a familiares que nunca hemos visto en nuestras vidas, pero créanme que siempre el niño siempre se parece a alguien…

Sin embargo; que físicamente nos parezcamos a algunos de nuestros parientes no quiere decir que en la vida seamos como ellos, bien sean exitosos o no lo sean tanto. La formación durante nuestra vida viene dada 100% por el entorno donde estemos, no hay para el niño que comienza a crecer mejor ejemplo que donde empieza a vivir.

Ayer leía el último artículo de mi amigo Luis Vicente en su blog www.motivandoelfuturo.blogspot, y nos explica cómo ir aconsejando a nuestros hijos durante el crecimiento, Luis Vicente nombra 3 puntos importantes que deberían de estar en el ADN de cada uno de nosotros:

1.       la primera de ellas es tener una gran actitud positiva;
2.       la segunda es siempre estar altamente motivados; y,
3.       la tercera, es adoptar la filosofía del aprendizaje continuo.

Aparte de estos puntos pues el artículo trae una serie de planteamientos que sin duda son todos acertados en este tema. Así pues, a esto le sumo el entorno y la disciplina que podamos forjar en ellos sin importar lo que quieran hacer. Un niño, e incluso una persona ya adulta que se desarrolle en un ambiente tóxico y de atraso, un círculo de vida sin progreso, pues no podemos esperar que sea alguien de éxito durante su vida o su carrera. El crear un ambiente de progreso, de disciplina y de fortalezas para afrontar los retos que nuestros hijos elijan o los retos que queramos afrontar en nuestra vida diaria o laboral, es el plano ideal para que logremos explotar todas las habilidades y capacidades que tenga ese niño, incluso una persona adulta.

No quiere decir con esto que nuestras familias se conviertan en una casta de jugadores de futbol porque Papá es un gran jugador, o ser nuestra hija una excelente artista porque Mamá es una gran pintora, lo que si podemos transmitir y debemos hacerlo son las bases para que sean excelentes en la vida que escojan. Si somos ingenieros y  nuestros hijos futbolistas, hay miles de conocimientos que como padres podemos transmitir: tenacidad, perseverancia, ánimos, insistir, el no dejar las cosas a medias, el terminar todo lo que comencemos y así miles de cosas más… Todo esto sin necesidad de patear un balón. Por supuesto la técnica y todo lo relacionado al deporte o a la carrera laboral son muy importantes y ya alguien con mejor experiencia en ese punto se encargará, pero ninguna técnica, ninguna excelencia deportiva o laboral va a ningún lado sin una personalidad con voluntad, con humildad, y sobre todo con los valores necesarios para realmente poder formar a una persona excepcional.

Todo se puede entrenar! todo… absolutamente todo siempre y cuando estemos seguro de que eso es lo que queremos ser y que queremos ser los mejores. Para los que no lo saben Rafael Nadal ganador de 9 torneos de Roland Garros, 14 Grand Slam en total juega “a la zurda”, pero Rafael Nadal en realidad es “derecho”, su entrenador de toda la vida su Tío Toni lo enseñó a jugar “a la zurda” para ser un jugador incomodo ante la gran población de jugadores “derechos”.


El entrenamiento más importante para lo que hagamos en nuestras vidas es sin duda el mental, cuando sepamos manejarnos, que logremos entender que la primera victoria es la interna, y que el contrincante más fuerte sin duda siempre seremos nosotros mismos con los límites que nos fijamos, entonces cuando ese momento en que podemos “vencernos” llega, lo demás es solo nuestro talento y voluntad de hacer las cosas. El peor fracaso es sin duda NO INTENTARLO…

“Lo intentaste. Fracasaste. No importa. Sigue intentándolo. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”. La frase del dramaturgo irlandés Samuel Beckett que lleva tatuada en el antebrazo el tenista Stan Wawrinka, campeón de Australia 2014 y campeón de Roland Garros 2015.

Muchos cariños..
Luis.



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